El título de este post lo dedicamos a los centenares de clientes que a lo largo de todos los años nos han definido su familia como un “auténtico chollo” para cualquier empleada de hogar que fuera a trabajar en su domicilio.
La mayoría de nosotros consideramos que nuestra familia es maravillosa, nuestros hijos educados, simpáticos, ocurrentes, divertidos, vamos que se deberían pelear por estar con ellos. Además, la empleada tiene la suerte, el valor añadido que no estamos en todo el día en casa y los chicos no llegan hasta las 17,30-18,00 de la tarde (como en el 90% de las familias españolas). Es decir que la empleada de hogar está sola todo el día en casa hasta la noche que llegan nuestros encantadores niños y entonces sólo le queda la agradecida tarea de conseguir que nuestros retoños cansados se den un baño, se pongan a hacer sus deberes o conseguir que jueguen un rato con la empleada, darles la cena y acostarles.
Para la mayoría familias es una suerte que alguien pueda hacer todo esto con nuestros hijos y no entendemos cuando nuestra empleada de hogar nos dice que son demasiadas horas y que están cansadas, que quieren reducir horario y entones nos preguntamos:
Pero por que? Si estás todo el día sola… (como si estuviera durmiendo durante toda la jornada esperando que llegaran los niños)
No entiendo, pero que te sientes mal pagada? Y le recordamos la crisis que hay en España, la suerte de tener un trabajo y la cantidad de jóvenes con estudios universitarios que son mileurístas (olvidando que ha entrado en casa para preparar los desayunos cuando aún no hemos salido de casa y se va cuando los niños ya están acostados, que no es que nos ayuden, que en muchos casos hemos abdicado de nuestras obligaciones y nos excusamos en nuestro trabajo)
Pero no nos basta con pensar que nuestra familia es fácil y maravillosa, sino que además nosotros tratamos a la empleada de hogar de una forma especial, como un miembro más de nuestra familia, les damos de comer lo mismo que comemos nosotros(como si esto fuera algo excepcional y de personas de gran corazón), les damos muchísimas cosas (toda la ropa que no usamos porque consideramos que ha pasado de moda, está vieja o que a nuestros hijos ya les queda pequeña) y siempre tenemos detalles con ellas (en Navidad les hacemos un regalito y otro cuando es su aniversario).
Todo lo expuesto, no es ninguna crítica hacia nadie, todo lo contrario, es una exposición de la situación que se da en la mayoría de familias con hijos en las que los dos miembros trabajan todo el día y precisan ayuda en el hogar y en la gestión y cuidado de sus hijos. Pero también es una reflexión de que no debemos sentirnos tan especiales ni “tan chollo” porque la gran mayoría tratamos a las empleadas de hogar lo mejor que podemos ya que son las que están al cargo de lo que más queremos y valoramos: nuestros hijos.